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Manual para perdedores

Ser exitoso es lo más sencillo del mundo. Queda demostrado en que todo el mundo es exitoso. Para coronar este hecho, añadimos que todos son felices, exitosos y felices. Está claro que hay infinidad de libros sobre como ser exitosos en cualquier aspecto de la vida, es más, cuando uno habla con amigos o conocidos, pareciera que todos saben cuál es la clave del éxito y la felicidad. Por lo tanto, la única conclusión posible es que todos, todos, son felices y exitosos.
Pero yo no soy como todos. Ya desde chico, cuando me querían dar la ropa de mis hermanos mayores, como yo soy distinto y era diferente a ellos, tampoco podía usar su ropa. Entonces, la rompía, así tenía que usar ropa que nadie había usado, porque yo tenía que ser único, es más, ya era único en ese momento. Como consecuencia, usaba la ropa hasta que estaba en un estado inservible, como para que nadie la usara después de mí, sino dejaría de ser único. He llegado al punto de romper ropa sana, porque no me quedaba más o ya había dejado de gustarme. Si tenía dudas de que iban a usar la ropa rota para algo, la quemaba. Único debía ser. Ni hablar que tenía que tener un juego de cubiertos para mi solo, así como vaso y plato. Y los juguetes, para que mencionar ese tema. Si me querían dar juguetes usados, procedía a hacer una destrucción masiva de los mismos. Y si me aburrían los míos, realizaba la total y completa pulverización de los mismos, que nadie los pudiera siquiera querer. Todo tenía que ser único para mí, que soy un ser único.
Como soy una persona totalmente diferente a todos, no puedo ser feliz y exitoso, ya que todos lo son. Me queda la opción de ser un perdedor, nadie te dice como serlo, como conclusión, nadie es perdedor.
Uno puede ser perdedor en muchos ámbitos de la vida. Cada día descubro uno nuevo en el que puedo ser un total fracasado. Pero hay reglas básicas que me guían para poder ser un derrotado ante la vida. Y lo voy a compartir. Ustedes pueden pensar que si hay más perdedores, voy a dejar de ser único. No se equivoquen, cada fracasado es único, no somos como los exitosos, esos están todos cortados con la misma tijera y hechos con el mismo molde.
Una regla básica del perdedor, es insistir en lo que sabemos que no vamos a lograr. Por ejemplo, sabemos que la más linda de la clase, o del trabajo, no está a nuestro alcance. Desafortunados, ahí hay una fácil, casi sin despeinarnos nos convertimos en prefectos infelices al querer robarle un beso. Aunque robarle un beso es apuntar alto, queridos perdedores y es obvio que vamos a fallar en nuestro intento, que en realidad es nuestro objetivo. Pero, ¿qué decir que no nos dirija la palabra? Bueno, tengo para esto algunos secretos también. El más fácil y obvio es no hablarle. Pero algunas insisten en hablarnos igual, así que debemos tomar la iniciativa. Hablemos nosotros. Pero ojo, tenemos que estudiar a nuestro objetivo. Debemos saber qué temas le van a llamar la atención para evitarlos. Recordemos, buscamos el rechazo. Es por eso que podemos nutrirnos de noticias que te dejan el ánimo por el suelo, o podemos hablar de momentos bien incómodos que hayamos pasado. Eso es material de primera. El fracaso asegurado.
O quizá pensamos que hay un trabajo perfecto para nosotros. Aquí se nos presenta un dilema, ya que proponernos a ser fracasados en este punto puede acarrear ser pobre, y no nos confundamos, ser perdedor no significa ser pobre, sólo significa tener algo que perder, e ir por ello, para perderlo. El pobre no tiene nada que perder, por lo tanto no puede ser un verdadero perdedor. Por otro lado, si alguien con buena posición económica, pierde su dinero y sus bienes, no se convierte en un fracasado, solo en pobre. Para ser pobre no hace falta ningún esfuerzo, pero para ser un perdedor sí, he ahí el quid de la cuestión. Por lo tanto, busquemos el trabajo perfecto, y para fracasar en esto, nuestro ideal de perfecto tiene que ser bien elevado. Aunque si es muy elevado, vamos a perder muy fácil y debemos esforzarnos para fracasar, por lo que debemos encontrar un equilibrio. Debemos buscar un trabajo que podemos suponer que aplicamos de forma fehaciente, pero que hagamos un esfuerzo por perderlo antes de encontrarlo. Esa sí que es una buena pérdida, como el ace en el tenis. Algunos secretos para fallar. Hablen mucho de ustedes, de sus logros, tanto académicos como laborales, mientras más impresionantes mejor. Sabemos que la mentira es nuestro gran aliado, pero tengamos en cuenta que es como el condimento de la receta de cocina, si bien es a gusto, no tenemos que pasarnos, a nadie le gusta condimento con comida. Otra clave que seguro funciona es ir sobrearreglado a la entrevista. Demostrar desesperación por obtener ese puesto. Otro gran aliado nuestro, la desesperación. Y en este punto no hay problema en exagerar. Un verdadero perdedor es un desesperado de ley. Otra clásica es aplicar a un trabajo en el que ya nos han entrevistado y no hemos sido seleccionados. Típica de perdedor nato.
En otro ámbito que se destaca un infeliz como nosotros es en los deseos. No deseamos cualquier cosa. Deseamos algo que seguro no vamos a tener en la vida, aquello que sabemos que estamos destinados a solo desearlo, porque nunca lo vamos a obtener.
Un caso típico es el deseo de ser millonarios. Casi les diría que es un cliché. Pero para nosotros no hay tal cosa. Queremos todo el paquete completo del perdedor. Por lo tanto siempre andamos amarreteando, y le decimos a todo el mundo que estamos ahorrando para el primer millón. Pero queda claro que es pura cáscara, ya que después reventamos el sueldo en comprar baratijas. Esas cosas que nadie quiere. Un desafortunado de manual compra cosas de imitación, pero imitaciones baratas, bien fuleras.
Otra cosa que deseamos los perdedores es ser tipos cultos, con aires de filósofos, y creemos que lo somos, hasta la médula. Pero este es el caso más representativo, pensamos que somos algo que no podemos ser jamás. Un perdedor se cree culto, se hace el culto, pero termina hablando de como saber cuando un huevo está podrido, de como darnos cuenta si una paloma es palomo o paloma, o de como el uso de cremas dentífricas aumenta nuestras visitas al odontólogo.
Sabemos que aspirar a llegar alto es un camino seguro a la perdición, lugar al que deseamos ir. Es por eso que siempre queremos destacar en todo, solo para que los demás se percaten que queremos llegar lejos, pero que somos tan fracasados que nunca vamos a lograr destacar por nuestros logros, sino por nuestras torpezas.
Un ejemplo clásico es querer ser el mejor de la clase, pero siempre ser el segundo o tercero. Recordemos la sabias palabras de un maestro en éste ámbito: "Ser segundo es ser el primero de los perdedores". Esas palabras son un deleite a nuestro corazón. Siempre apuntemos a ser los mejores, seguro que hay alguien que nos supera. Pero tiene que ser evidente nuestro esfuerzo por alcanzar el primer puesto, y no se preocupen, seguro que hay otro mejor que nosotros.
También podemos aspirar a ser los mejores en nuestra profesión u oficio. Para eso debemos siempre buscar el camino más difícil de realizar nuestras labores, posiciones incómodas, herramientas no apropiadas, ya que los mejores se arreglan con lo que tienen, tratando de hacer nuestro camino, ser autosuficientes. No queremos que otros nos abran el camino, tenemos que empezar siempre de cero, así nuestros logros van a ser realmente nuestros, pero como sabemos, es el camino al fracaso, de esta manera, es nuestro fracaso, y nadie se lo puede atribuir.
Sabemos que las personas de éxito se destacan por hacer cosas fuera de lo normal, que parecen imposibles al primer vistazo. No nos confundamos, esos "exitosos", sabían que no era imposible, entonces, ¿dónde radica el éxito? En cambio, nosotros, humildes perdedores, vamos de lleno con lo que no se puede hacer, con lo imposible, sabiendo de nuestro fracaso, pero poniendo en ello todas nuestras fuerzas y capacidades.
En eso radica en verdad perder. Poner esfuerzo, ganas, mucha voluntad, recursos en una causa totalmente perdida. Pero no solo para figurar. Debemos creer de corazón que es posible hacerlo, pero tiene que ser imposible.
No es luchar contra la desigualdad en el mundo, eso sabemos que nosotros no lo vamos a solucionar, sería vergonzoso intentar eso para un perdedor que quiere ser reconocido como tal.
Debemos querer hacer algo que creemos plausible, pero que es imposible.
Hay veces que sucesos que no manejamos nos ayuden en este punto, y es así como nos recibimos de grandes perdedores.
Por ejemplo, nos ponemos el plan de construir nuestra propia casa, con nuestras propias manos. Recordemos que somos únicos, por lo que no podemos habitar casas estrenadas por otros, o hechas por otros. Así que estudiamos concienzudamente como hacerlo. Somos ayudantes de albañil por varios años. Luego, trabajamos como albañiles, y aprendemos destrezas fundamentales y necesarias para ser un buen constructor. Cuando estamos listos para acometer semejante tarea, con ojo avizor, estudiamos los terrenos disponibles, y encontramos el que nos parezca mejor. Así comienza nuestra construcción. Al pasar varios años de esfuerzo y mucha voluntad, terminamos la casa, cuando una roca proveniente del espacio, cae sobre nuestro techo, y desaparece todo por lo que nos hemos esforzado y trabajado. Obvio, nosotros no estamos en la casa en ese momento, porque sino seríamos recordado como un mártir, y queremos ser recordados como fracasados.
Consejos inmejorables, claves indispensables para ser un perdedor con todas las letras.
Tengamos presente que el infeliz, en realidad no desea serlo, es un hecho con el que uno se encuentra, pero sabe apreciarlo, sabe que es distinto, único, diferente. Aunque un poco queremos ser perdedores, ya que para eso uno juega, para que el otro no gane, y que mejor que para lograr ese objetivo que renunciar antes de empezar.
Cómo último consejo, les digo que el camino del perdedor es un camino difícil, tortuoso, que no trae ninguna satisfacción. Pero que vale la pena, porque para el perdedor, lo importante no es competir, es perder.

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