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Vivir del recuerdo

Sergio era un tipo normal. Disfrutaba de las cosas simples de la vida, como todos. Jugar a la pelota con amigos, un buen asado, una reunión de familia.

Un día, jugaron un partido de aquellos con los muchachos. Ganaron 7 a 0. Estaban todos inspirados. Y qué gol de chilena metió Sergio. Lo gritó como loco. Después salieron pizzas. Nadie quería que ese momento terminara. Esa noche, casi ni durmió. Recordaba una y otra vez ese partido, esa jugada, ese pase de Pablo que él pudo enganchar justo con esa chilena espectacular.

Al otro día, en el trabajo fue totalmente improductivo, entre el cansancio por casi no haber dormido, y estar recordando todavía una y otra vez esa jugada. Al fin del día, se dió cuenta que empezó a recordar con menos frecuencia. Al llegar a casa, casi ni pasaba por su cabeza ese partido del día anterior. A la noche, ya en la cama, se dio cuenta que quiso recordar de nuevo la jugada, pero que no se la acordaba tan bien, y eso le dio mucha bronca, tanto que otra vez le costó dormir. No quería olvidar ese momento tan glorioso, tan agradable, le daba mucho placer recordar lo bien que la había pasado con sus amigos.

Para el próximo partido, tuvo una idea, filmarlo, para poder verlo cuantas veces quisiera, asi no olvidarlo jamás. Colocó una cámara digital que tenía guardada a un costado de la cancha, ante la extrañeza de sus amigos. Les explicó lo que lamentaba no haber filmado el partidazo del otro día, y todos estuvieron de acuerdo con él.

Ese partido estuvo bien, aunque no fue tan descollante como el anterior. Pudo darle un pase exquisito a German, que terminó en gol, aunque después estuvo medio desconectado, no era su día. Después, ya en su casa, se sentó con la computadora, la filmadora y se puso a editar el video. Quería tener ese recuerdo. Pero se dio cuenta, que al estar la cámara estática, los detalles que él quería inmortalizar, se perdían. Igualmente hizo un video de unos 5 minutos. Redujo el partido de 1 hora a 5 minutos. Cuando se dio cuenta, era ya muy tarde. Durmió un rato, se fue a trabajar, pensando solo en volver para ver ese video. Cómo lo disfrutaba, poder ver realmente lo que pasó. Sentía estar viviendo ese partido de nuevo. Pero seguía faltando algo, esos detalles que quería que perduraran para siempre.

Estuvo pensando mucho como hacer para no perderse los momentos tan lindos de la vida, poder retenerlos para siempre, recordarlos. Entre sus pensamientos, bailaban varias ideas. ¿Por qué se disfruta tanto de un recuerdo? ¿Cuál es la obsesión que todos tenemos-especialmente yo(pensaba Sergio)- en los recuerdos, en la historia? ¿Por qué no vivimos del ahora, como los animales? ¿Qué conexiones neuronales hacen que sean tan importante los recuerdos de cosas vividas? Y no hablamos de recuerdos de cosas fundamentales, que los animales también tienen, como por ejemplo, saber quien es el enemigo, como comunicarse con otros de nuestra especie y otras cosas cotidianas. Hablamos de recordar vivencias. El hace un rato, el ayer, el anteayer, y asi sucesivamente, pero para atras. Generalmente, disfrutamos más de un buen recuerdo, que de un buen momento actual, algo que se está viviendo. El buen recuerdo es algo con lo que no se puede competir. Si uno quiere repetir un buen recuerdo, muy idealizado, es casi imposible, ni hablar de mejorarlo.

Entre tanto pensamiento y andar y venir por internet, Sergio encontró varios modelos de minicamaras, que podía llevar encima. Eran un poco caras, pero se lo podia permitir. Compró una que se le podía extender la batería por muchas horas y con el suficiente espacio para grabar varios días sin tener que borrar su memoria. Se decidió, y la probó un día en el trabajo. Era lo bastante chiquita para pasar desapercibida. Filmó todo un día laboral. Cuando llegó a casa descubrió cosas que no había notado en el día. Por ejemplo, una sonrisa de su jefe por un informe que él había entregado a tiempo, la verdad que con el trajín ni se había dado cuenta. También le habían pasado totalmente desapercibido un par de atenciones que Laura, la de cobranzas, había tenido con él. Quería tener un resumen del día, asi como habia hecho con el partido, y resumió un día de 8 horas en 20 minutos. Ciertamente, cada vez que lo miraba, sentía algo especial, recordaba lo mejor de ese día.

Lo hizo de nuevo al día siguiente. Descubrió cosas también no muy agradables. Pero con eso no tan agradable, solamente no lo incluía en el resumen. Ahora tenía más para ver. No quería olvidar, asi que iba repasando los otros videos.

Siguió con esta rutina de ir grabando diferentes actividades. Al principio se limitaba a la jornada laboral y a los partidos con los muchachos. Se fueron acumulando muchos momentos, muy agradables, y por nada del mundo Sergio se los quería olvidar. Pero al aumentar la cantiadad de videos, había mucho por ver. Nuevamente estaba ante un dilema. El tiempo que uno tiene es limitado, asi que no se puede ver todo, tan seguido como él quería. Decidió poner puntaje a los momentos. 10 era par los recuerdos que eran sublimes, y 1 aquellos recuerdos que eran buenos, por algo habían calificado para estar en un video resumen, pero era el menos necesario de los seleccionados. Fue haciendo resumenes de los resumenes. Tarea muy extenuante. Pero al ver el trabajo terminado, daba un placer increíble.

Al principio, los resumenes de los resumenes dejaban afuera los recuerdos con valor 1. Ya con eso alcanzaba para repasar todos los videos aunque sea una vez por semana.

Luego, al ver que le daba tanta satisfacción tener recuerdos a mano, empezó a filmar otras actividades, como ir a la facu, las salidas con Laura, las visitas a la abuela, las escapadas de los finde. Luego de cada actividad, venía lo que más disfrutaba Sergio, hacer los resumenes, repasar la actividad. Ver los detalles que en el momento se escapaban. Esa sonrisa complice de Laura, con esos dientes grandes y esos labios celestiales. Ese té con la abuela, que otra vez contó como lo conoció al abuelo, jamás se cansaba de contar esa historía. La clases de las facu, quedaban estampadas en su memoria, le iba mejor que nunca en los parciales.

A medida que había mas recuerdos, había mas para ver. Estaba en la disyuntiva de cada cuanto estaba bien repasar un recuerdo, qué estaba dispuesto a dejar de hacer para poder repasar sus recuerdos más o menos cada cierto tiempo antes que se vuelvan historias totalmente desconocidas, o que ya no sean iguales en su mente que en los videos.

Asi que decidió trabajar menos, no gastaba mucho y ganaba bastante bien. Empezó a trabajar 6 horas, con lo que los resumenes de los dias laborales ya no eran 20 minutos, sino que decidió que sean 5 minutos. Era muy selectivo con sus recuerdos. Quería dejar todo el tiempo posible para recordar a Laura.

En realidad, lo que quedaba de Laura era eso, solo el recuerdo. Habían terminado, no entendía esta "obsesión"(de esa manera lo llamaba Laura, no así Sergio) que tenía con estar todo el tiempo filmando. Tardó un poco en enterarse. Un día que salieron, vio que tenía como un botón medio raro, que se lo veía siempre, pero pensaba que era parte de la ropa. En ese momento le preguntó y Sergio le contó lo que hacía. Al principio, a Laura le pareció algo encantador. Pero al pasar el tiempo y darse cuenta todo lo que hacía con esos "recuerdos", llegó un punto en que dijo basta.

Sergio se negaba a olvidarla. Él pensó que había llegado a amarla, pero a medida que pasaron los días luego de que rompieron, se cuestionó si la amaba a ella o a su recuerdo. Al mirar esos videos en los que estaba ella, no sentía la necesidad de estar con ella.

Empezaron a no bastarle los resumenes de los resumenes de los videos de Laura. En este momento, al haber tanto para ver, todos los recuerdos eran de 7 para arriba. Asi que decidió volver a los resumenes anteriores, que andaban de un 5 para arriba.

Siguió sin bastarle. Aumentaron las duraciones de los videos con Laura en detrimento de otros videos, y de su vida. Casi trabajaba y nada mas, despues todo su tiempo se abocaba en buscar esos videos de Laura. Tenía selecciones especiales. Sonrisas, carcajadas, miradas especiales, conversaciones románticas, besos apasionados. Pero esas selecciones eran para momentos en los que su ánimo no era el mejor. En general prefería ver los videos completos de salidas, encuentros, cenas, etc.

Habían llegado a vivir juntos. En ese punto, Sergio ya tenía todo un sistema de cámaras en su casa para filmar cada minuto que estuviera con Laura. Esos eran videos de 24 horas. Su vida era recordar a Laura. Todos los dias. Le llevaba unos 5 o 6 meses ver todos los videos de Laura. Cuando terminaba, quería verlos de nuevo.

Un día, ya pasado unos cuantos años despues no verse más con Laura- ella había cambiado hasta de trabajo- se la encontró en la calle. Había cambiado mucho. Se había casado, había tenido un hijo hace poco. Se saludaron. Era una situación muy extraña. A Sergio le parecía que ayer había estado con ella, pero no la Laura que tenía delante suyo, sino la de su recuerdo, y era bastante distinta. Habían comido pizza y después miraron una película. Pero la que tenía enfrenta era otra, un poco más mayor, con arrugas que la de ayer no acusaba, con un poco más de peso. El saludo fue medio superficial, hicieron las preguntas obligadas con las respuestas automáticas y de manual.

Ese día, cuando Sergio llegó a su casa miró las mejores selecciones de Laura. Y no se conformó, no podía dejar de pensar en la Laura actual, la verdadera, la de carne y hueso. Pero no tenía filmado el encuentro. Desde hacía un tiempo había dejado de filmar, solo quería ver los videos de su vida con Laura. Pero empezó a cuestionarse si algún recuerdo, aún los filmados, valían la pena.

En ese momento se dió cuenta que había amado a Laura, no a su recuerdo. El recuerdo estaba bien, mientras no eclipsara el disfrute presente. Pero ya Laura estaba fuera de su alcance. Quedaban los recuerdos. Recuerdos que no solo estaban en la memoria, estaban en los videos, que vez tras vez podían ser proyectados para grabarse mas profundo y permanente en la memoria.

Ahora, que se dio cuenta que había amado a Laura, y no a su recuerdo, se empezó a sentir incómodo con la idea de ver los videos de ella. Empezó de nuevo buscar los videos de sus amigos, cuando iban a jugar al fútbol. Esos sí que eran recuerdos lindos, sin dolor.

Buscó de nuevo a los muchachos. Se enteró que varios dejaron de jugar, se habían peleado. Había dos que eran socios, uno estafó al otro. Otro, pobre, tuvo un accidente, y no pudo jugar más. Y así...

Nuevamente, al ver los videos de los muchachos, se dio cuenta que no estaba tan a gusto sabiendo lo que ahora sabía.

Salió a la búsqueda de nuevos recuerdos, para reemplazar los anteriores. Nuevos videos empezaron a reemplazar a los anteriores. Aunque estos no causaban dolor como los otros, no llegaban a ese nivel que tenían los ya filmados. Sergio ya no tenía tantas ganas de recordar.

Hacía un tiempo ya trabajaba más horas. No solo las 8 reglamentarias, sino que estaba haciendo horas extras todos los días. Ya había dejado de filmar. Es más, empezó a borrar videos y deshacerse de todo lo que había generado y guardado tanto tiempo.

Al final, cuando la vida empieza a hacerse más simple, cuando uno tiene claro qué le gusta y qué no, Sergio supo algo muy importante. Más importante que recordar buenos momentos, es saber olvidar.

Comentarios

  1. esta bueno, pero es triste. bah esta persona no quiso avanzar solo se quiso quedar con algunos momentos lindos y se estanco. termino perdiendo sus amistades y su relación x querer vivir en el pasado.
    es triste ... aveces los buenos momentos son solo aquellos los q tu cerebro quiere q recuerdes nada mas ...bah es lo q pienso....






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