Ir al contenido principal

Hay un lugar

Hay un lugar único donde convergen el cielo con la tierra, donde se derraman todas las lágrimas y se inspiran todas las sonrisas.
Hay un lugar donde el sonido llega adentro del alma, se percibe como música, colores y sabores. Una sinfonía celestial, donde el elemento caído del cielo se une a la tierra.
Hay un lugar donde se ve claro, que el hombre es un actor más, y no el más importante, aunque pueda ser el más decisivo, pero no será jamás el principal.
Hay un lugar donde los recuerdos parecen lejanos, y el ahora es lo único que se guarda en la memoria, donde ya no hay más que bramidos, reflejos, aromas salvajes.
Hay un lugar que pareciera pertenecer al jardín de los dioses, pero no debemos olvidar que  es un regalo especial para contemplar, admirar y cuidar.
Hay un lugar en el cuál uno se siente lejos de la tierra, y cerca del cielo, pero queda claro más que nunca adonde pertenecemos.
Hay un lugar en el que el sol y la luna son cómplices de una belleza incomparable, pero a la vez, guardianes de ese secreto.
Hay un lugar en el que aves, mamíferos, peces e insectos son los verdaderos dueños, y lo saben, y lo reclaman.
Hay un lugar único, donde nuestra alma, pequeña, solitaria, como todas las almas, aprende a ser humilde, observadora, introspectiva.
Hay un lugar en el que no alcanza con contemplarlo, respirarlo, caminarlo, escucharlo, siempre sentimos que nos va a faltar algo, pero nos llena por completo.
Hay un lugar que no debería pertenecer a nadie, a ningún país, persona o entidad, sino debería ser de la tierra, como realmente lo es, aunque muchos aún no se dieron cuenta.
Hay un lugar que nos acerca a nuestro interior, aunque sea descomunal, con una fuerza imparable, y repleto de vida.
Hay un lugar donde uno siempre debería volver, porque jamás vamos a poder comprender ese poder, esa fuerza, esos sonidos, esos olores, esas vistas. Cada vez veremos algo nuevo, escucharemos algo distinto, sentiremos algo maravilloso. Aunque sea más grandioso de lo que uno pueda entender, aunque no alcancen las palabras para describirlo, en cada ocasión aprenderemos algo importante y esencial.
Siempre deberíamos recordar que hay un lugar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ayuda

"¡Ayuda! ¡Ayuda!" Ese grito desgarrador. Expresaba desesperanza en encontrar esa ayuda solicitada, aunque igual se intentaba pedirla. Parecía voz de mujer, pero no se puede afirmar con seguridad, la lejanía, y lo gutural de la voz impedían saberlo a ciencia cierta. Hacía calor, era una noche pesada, el aire parecía estar completamente quieto. Y a pesar de que era una zona céntrica, y que generalmente a la madrugada solía escucharse algo de bullicio, se hizo un silencio sepulcral antes de escuchar esos gritos. "Las 3 am", pensó Juan. "Otra vez", concluyó. A la mañana, cuando sonó el despertador, ya lo estaba esperando para apagarlo. Con desgano, pero con decisión, se levantó de la cama, se bañó, tomó el desayuno y salió para el trabajo. En el camino, volvía a su mente ese grito desolador. "¡Ayuda!". Sabía que la noche pasada de desvelo y esa pesadilla recurrente, le iban a costar un par de horas de terapia. "Que cara tenemos hoy", dijo S

La indecisión

Lucas amaba su rutina. Se levantaba a las 6 am. Siempre dormía del lado izquierdo. Veía el rostro de Roxana, su esposa, dormir plácidamente. Se ponía su ropa deportiva, salía correr una hora. Luego, después de un baño, y desayunar con Roxana, salía al trabajo. Tenía un traje para cada día de la semana. Era gerente de un banco, donde ya conocía a todos los empleados, desde el personal de limpieza y seguridad, hasta los que eran del correo y llevaban la correspondencia del banco. Su día laboral era bastante similar todos los días. Saludaba a todo el personal, se preparaba su café, y ya en su oficina, revisaba la sección de negocios de todos los diarios. Luego revisaba todos los números del banco y atendía cualquier situación. Los fines de semana, se turnaban con la familia de Roxana, su familia, los amigos del club y los amigos de la facultad. Siempre salía algún viaje y disfrutaba mucho de su estilo de vida. Podemos decir que era feliz. Sin embargo, toda su vida parecía haber estado pl

Manual para perdedores

Ser exitoso es lo más sencillo del mundo. Queda demostrado en que todo el mundo es exitoso. Para coronar este hecho, añadimos que todos son felices, exitosos y felices. Está claro que hay infinidad de libros sobre como ser exitosos en cualquier aspecto de la vida, es más, cuando uno habla con amigos o conocidos, pareciera que todos saben cuál es la clave del éxito y la felicidad. Por lo tanto, la única conclusión posible es que todos, todos, son felices y exitosos. Pero yo no soy como todos. Ya desde chico, cuando me querían dar la ropa de mis hermanos mayores, como yo soy distinto y era diferente a ellos, tampoco podía usar su ropa. Entonces, la rompía, así tenía que usar ropa que nadie había usado, porque yo tenía que ser único, es más, ya era único en ese momento. Como consecuencia, usaba la ropa hasta que estaba en un estado inservible, como para que nadie la usara después de mí, sino dejaría de ser único. He llegado al punto de romper ropa sana, porque no me quedaba más o ya habí